miércoles, 4 de febrero de 2009




Tomates en una sartén de hierro:


La bolsa es una y de color celeste. La apoyo en la mesa y se inclina para un lado, es que los paquetes envueltos con papel no se mueven en equipo, así que la cebolla de verdeo sobresale mostrando los puntas flexibles, las cabezas de ajo quedan en el fondo y los tomates a la izquierda, haciendo contrapeso.
Ojala que llegue temprano, tengo ganas de verla. Hace dos semanas que no nos vemos.

El aceite de oliva reacciona en el sartén caliente, burbujea y suelta una ondulación de humo que no anulo con el estractor de aire. Para estos casos uso sartén de hierro: la base está negra por el fuego de hornalla, las asas gastadas y es díficil moverla, pero tiene historia, es herencia y me conecta con la gente que la usó antes.
Es hasta parecida a la que tiene su mamá, la usa para cocinar guisos cuando se reune toda la familia. Y son muchos.

Lo primero en caer es el ajo, cortado en láminas porque me gusta que se vea, le sigue la parte blanca del verdeo y los tomates picados. Revuelvo con la cuchara de madera y en la cocina se instala definitivamente el olor a salsa. Dejo que se haga despacio, con tiempo, hay que seguir pasos, respetar el proceso de cocción.
A veces me dice que cocino demasiado la salsa, pero a mi me gusta espesa, quizás un poco fuerte para el gusto de los otros.

De las macetas del patio arranco hojas de albahaca, una ramita de romero y salvia. Cuando me vine a vivir acá, planté hierbas aromáticas en macetones rojizos. Están contra la pared para que les de sol. A la tarde les doy agua con una regadera de zinc.
Dice que le va a pintar una flor, grande y naranja, lo dice como si pensara que no se lo voy a permitir. Por mi que pinte la regadera y todas las paredes.

Vuelvo a entrar siguiendo el movimiento de la puerta mosquitero, vino con la casa, y no la cambio aunque raspe el piso cuando cierra. Desde la entrada veo el vapor de la sartén, agrego los ajíes secos, que dejé hidratándose en un recipiente. Ella los trajo de méxico. Tienen un tono oscuro, sanguíneo, y ella dice que los riegan con pólvora, sino no se explica como son tan picantes. Separo dos, dejo a un costado las semillas y los echo al centro de la base de tomates. Le gusta la comida picante.

La cacerola ya está en la hornalla, a fuego lento, le dije que viniera a la 1, pero los domingos hay menos colectivos que los días de semana y si anoche fue a bailar hoy se levanta más tarde. Estoy pensando en el viaje que le toca cuando suena el timbre.
Camino hasta la puerta de entrada, apoyo la mano en el picaporte y por debajo de la puerta, desde afuera, me llega algo de su olor, algo de su perfume.

4 comentarios:

EmmaPeel dijo...

Me dio hambre (bien por la mini huerta!)

salutti, amico

rivito dijo...

cuántos sabores!

adriana kogan dijo...

las tratativas con los ministros andan complicadas... pero bueno, ya vendrá algo nuevo, a su tiempo

felicitaciones por los cambios de look del blog, me gustan

y seguimos esperando más de las economías, que con tantas ganas ns dejaron

beso!

{ maría } dijo...

por mi que pinte la regadera
el blog se vino con todo!
xun momento dudé y dije, mmmm hay dos jonaslands o dos jonases.
buenísimo el tunning