jueves, 26 de marzo de 2009

Sonic youth:

el semáforo da su pausa roja y la guitarra amplificada por el fender portátil expulsa
la reiteración de sonidos que guían al hipnotismo

hay manos hábiles, dedos ágiles
que apenas tocan las cuerdas y sostienen la pua con naturalidad
con la experticia que se logra en la práctica por horas de estar encerrado
en una habitación enfrentado
a un amplificador del tamaño de una siam

pero ahora se está afuera
se está en la calle y la electricidad y el sonido forman una estructura
una fluctuación de ondas que se expande en hipnotismo pasajero

acoples y acordes,
acoples y acordes y punteos son una misma estrofa
la copulación de sonido y electricidad en el ágora

esto es viaje
que se inicia en uno que sostiene la guitarra con correa y transporta a otros
que pasan por cualquier motivo, o se quedan en la audición pero la permanencia
en el lugar se da solo en apariencia

la melodía batalla con la vibración del subte,
se suma a las bocinas, a las conversaciones, a los que escuchan música
en el ipod – celular

el trabajo
es tocar la guitarra en la esquina de la avenida
como parte de la intervención al aparato sensorial

sábado, 14 de marzo de 2009



Estoy acostado de espaldas con la cabeza apoyada en el centro de la almohada y ella, que se despertó, se levanta a medias, se sienta encima mío. Por la posición que toma se le iluminan la nuca, los hombros y el cuello por el sol de las nueve.
_ Me encanta que estés acá
Sonríe y no me responde, guarda silencio, se guarda en un silencio, se inclina, se acerca, despacio, y el pelo largo llega antes que ella. Hay algo animal en el momento periférico al beso: apoyar la frente sobre la frente del otro, el roce de narices, la respiración en sincronía, casi como los animales que buscan con el hocico el hocico de su pareja.
Besa suave, hace circular la lengua adentro de la boca y se escucha ese ruido divertido a saliva, a lenguas que se encuentran.
Todas las mujeres con las que estuve tenían el pelo corto. No se si ese dato habla de mi, de la clase de hombre que soy o nada más es un dato, un casillero tildado con birome en una encuesta imaginaria. Todas las mujeres con las que estuve se cortaban el pelo corto. Ella no, se lo deja crecer y usa un shampoo que tiene olor a fruta.
_ Me encanta que estés en mi cama
Vuelve a la posición de antes, se acuesta del lado de la pared y apoya la cabeza en el pecho. Siento que estoy haciendo las cosas bien, que al márgen de las faltas, al márgen de los límites que puedo tener, puedo cuidarla.

lunes, 2 de marzo de 2009




Ya es madrugada pero todavía no quiero acostarme, quiero seguir despierto, tocar la guitarra hasta que se haga el día.
El ritmo se marca sobre el piso de madera, se apoyan las plantas de los pies en la madera por lo que dura un compás, después se sueltan, se dejan ir. La guitarra suena mejor cuando la casa está en silencio, cuando la introspección gana en movimientos
y crece en volúmen que no es carga.
Quisiera que pudieras escuchar lo que estoy haciendo, la melodía y las notas tienen la temperatura del momento, la temperatura de este momento. Quisiera que pudieras percibir la presión de los dedos en las cuerdas, la respiración de la guitarra.